
Saludos, stillmaníacos,
Hace un tiempo le comentaba a mi tendero de confianza que quería introducir a algunas personas al Hobby. Y él me respondió que para conseguirlo:
"una buena mesa es fundamental".
Esto me ha dado pie a reflexionar sobre la escenografía en el campo de batalla. Claro que hay juegos que dan pie a (y necesitan) crear ambientes muy temáticos… y otros que no tanto. Pero a veces un buen tablero, indirectamente, da pie a narrar aventuras y conseguir giros inesperados en las batallas, bien por la propia orografía del terreno, que obliga a improvisar, o bien por reglas de la casa surgidas del devenir de la partida. Por ejemplo, recuerdo un tablero temático de la Montaña Solitaria (para Middle-Earth SBG) en el cual colocamos raíles por donde se movían vagones, que decidimos usar para mover nuestras minis de un lado a otro del tablero. ¿Estaba eso en las reglas? No. Pero estaba ahí, era coherente. Una decisión puramente estética para hacer un tablero más chulo, acabó convirtiéndose en un aspecto fundamental de las partidas dentro de Erebor.
Seguro que hay un término medio entre crear la ciudad de Mordheim llena de detalles, y jugar en una mesa desnuda con libros simulando colinas. ¿No ayuda un buen tablero a «meterte» en la batalla, darle más relevancia como ejercicio estratégico y (también) narrativo, y estar por unos momentos en otro mundo? La cuestión es…. ¿cómo de realistas son estos otros mundos? Porque últimamente me cuesta encontrar tableros coherentes.