[Trasfondo] El Cuento de Eones: Parte 7

Hola a todos, por fin vuelvo. La vida real está siendo bastante ajetreada, la tesis está siendo una amante exigente en su último año y yo estoy envejeciendo prematuramente. Pero siempre podré encontrar un ratico para traeros más del maravilloso trasfondo de los Reinos Mortales y que no os quedéis sin vuestra dosis de sigmarines (prometo que hay más razas en este mundo). Sin más dilación, os dejo la parte 7 del Cuento de Eones.

La supervivencia de Ghyran

Los éxitos de las Cámaras Guerreras de los Eternos de la Tormenta en Aqshy y Chamon fueron más que notables, pero aún mayor fue la gesta realizada por los Caballeros Sagrados en Ghyran, puesto que reavivaron las cenizas de una antigua alianza. La más pura de todas las Huestes llevó la batalla a los siervos de Nurgle, que asfixiaban los Reinos de Jade. Su objetivo era encontrar a Alarielle, la Reina Eterna, y convencerla de que había llegado el momento de abandonar la tristeza y abrazar la esperanza. Sin embargo, Alarielle no quería ser encontrada, pues se encontraba en el invierno de su desesperación y no superaba la culpa que sentía por ver su amado reino dominado por el Padre de las Plagas. Aun así, dentro de los seguidores de la Reina Eterna había quienes querían luchar, en especial la Dama de las Enredaderas, un espíritu del bosque nacido de la mano amputada de Alarielle.

Lord Gardus, Lord Celestant de los Caballeros Sagrados.

El primer ataque de los Caballeros Sagrados intentó recuperar las Puertas de la Aurora, un Portal del Reino invadido por las fuerzas de Nurgle, que estaban comandadas por un total de siete Grandes Inmundicias. Los guerreros de Sigmar habrían sido aniquilados de no ser por su líder, Lord Gardus, quien atravesó el portal corrompido y se adentró en el pestilente Jardín de Nurgle para alejar de sus guerreros a los grandes demonios. Tal era la pureza de Gardus que logró sobrevivir dentro del Reino del Caos e incluso logró volver a los Reinos Mortales por su propio pie, aunque la experiencia lo cambió para siempre. La Dama de las Enredaderas acudió en ayuda de Gardus cuando este se encontraba acosado por demonios que le habían seguido desde el Jardín de Nurgle y, posteriormente, lo reunió con sus guerreros. Así se estableció una alianza entre los Eternos de la Tormenta y los Sylvaneth que persiste en la actualidad.

Armado con el conocimiento obtenido en su exilio, Lord Gardus guio a su hueste hasta el Valle Oculto de Athelwyrd, donde se ocultaba Alarielle desde que comenzó la Era del Caos. Los Caballeros Sagrados tuvieron éxito allí donde los siervos del Dios de la Plaga habían fracasado durante siglos, pues aquellos seres que guardaban maldad en su corazón no podían siquiera percibir la presencia de este lugar. Sin embargo, los espías hombres-bestia y skavens eran numerosos, y Lord Gardus había guiado sin querer a su enemigo hasta la Reina Eterna. Cruzando el antaño puro río Vitales, las fuerzas de Sigmar se volvieron para confrontar a los siervos de Nurgle, los cuales estaban liderados por los generales favoritos del Abuelo: Torglug el Despreciable y los trillizos mutantes conocidos como Glottkin.

La Reina Eterna y el Celestant-Prime luchan codo con codo contra los siervos de Nurgle.

Alarielle tuvo que enfrentarse a la crisis que tanto tiempo había evitado. Luchó con fiereza para defender su refugio, pero con el Aluvión de Nurgle llenando el valle no quedó más remedio que huir. En su desesperación, Alarielle adoptó la forma de una semilla gestante, que fue recogida y transportada por la Dama de las Enredaderas. Los Caballeros Sagrados formaron una escolta y cubrieron la huida de los Sylvaneth. Huyeron durante días, con los guerreros y demonios de Nurgle pisándoles los talones y el número de Eternos disminuyendo con cada día que pasaba. Solo cuando el Celestant-Prime descendió de los cielos entre rayos, los aliados vieron sus fuerzas inflamadas. En la batalla que aconteció, se reveló un gran poder encerrado en Ghal-Maraz. Torglug el Despreciable fue abatido por un poderoso golpe del Gran Martillo, pero en ese momento la parte pura que aún habitaba dentro del Señor del Caos fue separada y voló a Azyr, donde fue reforjada como Tornus el Redimido. Este fue el primero de una nueva raza de guerreros celestiales, una prueba viviente de que incluso las almas más corruptas tenían esperanza de renacer gloriosas gracias al poder de Sigmar.

La llegada de los refuerzos dio tiempo a la Dama de las Enredaderas para plantar la semilla de Alarielle en el Bosque de los Héroes, donde la Reina Eterna renació en su aspecto guerrero. Juntos, Alarielle y el Celestant-Prime expulsaron a las legiones de Nurgle y aniquilaron a los Glottkin. Por primera vez en siglos, el dominio del Caos sobre Ghyran se veía amenazado.

El poder de Archaon

El juego había cambiado, el Caos ya no gobernaba sin oposición los Reinos Mortales. Los Poderes Ruinosos miraban furiosos este desafío a su pretensión de devorar toda tierra que encontraran. Archaon, mente maestra detrás de la caída del Mundo Pretérito, veía esta amenaza más clara que nadie, así como una oportunidad de lograr sus ambiciones. Antes de poner en marcha sus planes, Archaon buscó un vínculo mágico que le facilitara su camino a la victoria. Sabía que en el interior de Golgeth, un submundo en el Reino de Chamon, existía una tierra tan saturada de magia que el tiempo fluía en remolinos anárquicos. Allí, en la cumbre del Monte Kronus, se alzaba un templo donde residía el Oráculo Kiathanus, el poderoso Señor de la Transformación que se enfrentó a Sigmar en la Batalla de los Cielos Ardientes. Encontrando las sílabas de su nombre verdadero, Archaon esperaba ligar al Gran Demonio a su voluntad para utilizarlo como su vidente personal.

Archaon, Mariscal del Apocalipsis.

Este plan no pasó desapercibido a Sigmar, quien envió a Vandus Hammerhand y su Cámara de Martillos de Sigmar para impedir que su enemigo obtuviera tal poder. Lejos de lograrlo, encontraron su perdición. En la cumbre del Monte Kronus ambos generales se enfrentaron, pero el Lord Celestant no podía esperar ser rival para el General del Apocalipsis, quien desgarró el cuerpo del Eterno con la Matarreyes. El alma de Vandus fue devuelta a Azyr, pero fue tal la violencia de su muerte que la reforja duró varios años de insoportable dolor. Tras esto, Archaon lideró a su Varanguard y, en un solo y sangriento día, cada uno de los Eternos fue aniquilado. El Señor del Caos vinculó al Oráculo Kiathanus a un brazalete y así se hizo partícipe del conocimiento del demonio.

Incluso contra los mejores guerreros de Sigmar, Archaon había demostrado ser imparable. Sin embargo, el sacrificio de los Martillos de Sigmar no pasó desapercibido. Sus muertes llevaron al sabio Dracothion a la acción y, por primera vez, las Cámaras Extremis se abrieron en Azyr.

5 comentarios en «[Trasfondo] El Cuento de Eones: Parte 7»

  1. Gracias por otra entrada más!
    Cada día se aprende alguna cosilla más. Tenía una vaga idea de que paso en Ghyran y de como se abrió la Cámara Extremis, pero ahora queda más claro!

  2. Se nota que el trasfondo va ganando profundidad. Detalles como que un Señor del Caos pueda convertirse en Stormcast, o que Vandus muera y sea reforjado con una tortura de varios años, le dan varias capas a los personajes y mejoran la trama notablemente. Obviamente todavía están muy lejos del Viejo Mundo a nivel de desarrollo, pero hay un progreso muy grande desde lo primero que leímos de AoS.

  3. Me sumo a dar las gracias por esta serie de post. Para mí a partir de este punto ya es prácticamente todo nuevo, así que deseando ver nuevos post!

  4. Me encanta el concepto de «te voy a quitar esa tontería con el Caos con un martillazo en el cráneo»

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